En cualquier sociedad, uno de los factores que determinan su estabilidad y su fortaleza económica es el sistema monetario. Un sistema débil e inestable, si no es adecuadamente dirigido puede resultar un increíble varapalo para los pueblos y este descontrol puede provocar que la delicada línea de su base económica derive en una ruina financiera.
Esto no le ocurre a los Goreanos, que son gente altamente práctica y pragmática. A pesar de que en Gor existen las instituciones como bancos, gremios de prestamistas profesionales, la mayoría de Goreanos no sienten fe en esas cosas. Los habitantes de Gor tienden a ser recelosos con los bienes monetarios. Quizá eso sea consecuencia de su visión centrista del mundo. Sin embargo, existen por el resultado lógico de la necesidad diaria de comercio de la gran casta de Mercaderes, un gremio conocido y aceptado en Gor.
Cada miembro del Gremio de los Mercaderes jura que el acto de comprar y vender productos Goreanos se hará tan justo y equitativo como sea posible. A la vez, las normas permiten una cierta libertad en el área del trueque, que es el verdadero corazón del negocio que acompaña cada transacción sucedida en toda la superficie de Gor.
Además, al Gremio de Mercaderes (y sus numerosos subgremios, incluidos los prestamistas) por sus normas, se les exige perseguir lo mejor posible el negocio que puedan obtener. Para un Mercader Goreano, esto no es una indicación de codicia, sino una devoción suprema a las normas, que han jurado obedecer, normas que les ordenan obtener el mejor precio posible por sus bienes y servicios.
La economía en Gor, especialmente en las Grandes Ciudades, está estrictamente regulada también por las limitaciones tecnológicas. Además, cualquiera que intente burlar las normas, se le aplica grandes penas. Los falsificadores son raros en Gor, y cuando se les coge, generalmente son ejecutados. Otra ofensa, de peor castigo, es la práctica del “rasuramiento de monedas”, en la cual pequeñas cantidades del metal precioso son sustraídas de las monedas de uso común. Cuando una persona ha recogido suficientes virutas de las monedas, es posible fundirlo y hacer nuevas monedas de las virutas robadas. Los que son cogidos, se les condena a la esclavitud, pagando su literal “deuda a la sociedad”, mediante una vida de trabajos forzados para el bien público.
Para mantener la integridad del sistema monetario Goreano, es de vital importancia que se establezca un orden en los metales preciosos, que en Gor son normalmente cobre, plata y oro, en ese orden. Esto no es siempre posible, ya que el proceso en que las monedas son fundidas y los estilos y formas de las mismas, varían de ciudad a ciudad. También, deberia ser mencionado que el valor monetario puede fluctuar considerablemente, dependiendo de la calidad y pureza del metal precioso, usado para acuñar. El oro de Ar y de Turia es altamente preciado por su pureza, por lo que las monedas de oro de estas dos ciudades tienen mayor valor que las mismas monedas acuñadas en otras ciudades, de metal mas bajo. Lo mismo puede decirse de la plata, de Taran y Argentum, dos de las famosas “ciudades de Plata” del Norte de Gor. Al final, son los Mercaderes quien deciden el poder y valor de cada moneda.
En algunas partes de Gor, en especial en los distritos del Tahari, las monedas acuñadas tienen un agujero central, una modificación que permite al que las lleva, enhebrarlas en un la correa de piel, para llevarlas de mejor forma. Además, algunas monedas son cuadradas para recordar lingotes de metal precioso.
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Tarsko de plata. Es la moneda de plata más antigua usada en Gor. Su valor es de 100 tarskos de cobre.
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Stater de plata. Usada en algunas ciudades Goreanas, como Brundisium y Argentum, y equivale a un tarsko de plata.
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